Se propuso a 150 mujeres trabajar en equipo para superar las barreras y brechas laborales.

Convocados por el Sindicato de Comercio de Salta, funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos participaron de una jornada de reflexión denominada “Lo que las mujeres tenemos que saber”, de la que participaron 150 mujeres. La propuesta tuvo como fin generar un espacio de concientización y reflexión sobre las brechas laborales, las barreras en el acceso a los derechos y la desigual distribución del tiempo en las tareas de cuidado, problemáticas que atraviesan las mujeres en su vida cotidiana.

“Que en instituciones como un sindicato se generen este tipo de propuestas es muy importante, ya que son quienes deben velar por los derechos de los y las trabajadoras”, indicó Natalia Fuentes, coordinadora de la Secretaría de Derechos Humanos.

Las mujeres coincidieron en que existe una desigual división del trabajo no remunerado según criterios de género y socioeconómicos que provoca una serie de limitaciones que contribuyen a la discriminación en distintos ámbitos y que limita la participación laboral, social y política de las mujeres.

En el encuentro se avanzó sobre conceptos vinculados a los estudios de género, por un lado techos y paredes de cristal, que son las barreras invisibles que dificultan a las mujeres llegar a los puestos jerárquicos y de toma de decisiones; suelos pegajosos que mantienen a las mujeres atrapadas en la base de la pirámide económica, vinculadas a tareas de cuidado y reproductivas; y finalmente se conversó sobre las denominadas escaleras rotas, que provocan que la trayectoria laboral de las mujeres se vea reducida e interrumpida por la maternidad y las responsabilidades culturales asociadas al cuidado.

El desarrollo de los conceptos permite ponerle nombre a las situaciones que diariamente atraviesan las mujeres. Finalmente se les propuso ejercer también la sororidad, es decir la fraternidad entre mujeres que es necesaria para lograr unirse, respetarse y defender el género femenino.

“Al percibir sus problemáticas como algo compartido, logran apartar sus diferencias para trabajar por el cambio social y construir un mundo diferente, más justo y mejor. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial cuerpo a cuerpo con otras mujeres”, finalizó la capacitadora Cintia Magno, integrante del equipo de la Dirección de Promoción y Formación de Derechos Humanos.