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En este tiempo del Bicentenario de los dos 25 de Mayo (1809/1810), rumbo al Bicentenario Suramericano del 9 de Julio de 1816, evocar los 205 años de la Batalla de Suipacha, reflexionar sobre su “malhadado desaprovechamiento”, es parte imprescindible del reconocimiento al sacrificio del norte argentino y sur boliviano, en la gesta imperecedera de la Libertad e Independencia. Gesta gaucha que aseguró la independencia de Argentina, Chile y de Perú. En Suipacha (7.XI.1810) por primera vez las caballerías gauchas de Tupiza, Tarija, Salta y Jujuy, demostraron al ejército realista, al absolutismo español, que la tierra en armas era letal para su dominio colonial. Durante mucho tiempo, mediante el ejercicio del despotismo turco en la historia argentina (según definió Juan Bautista Alberdi, en su libro: "Grandes y pequeños hombres del Plata"), la historiografía regional del Río de la Plata ignoró el papel protagónico que le cupo en la primera victoria de las armas de la Patria, al Capitán Martín Miguel de Güemes y a las fuerzas gauchas convergentes desde el actual norte argentino y sur boliviano. 

 

Durante años los historiadores académicos y sus epígonos, consideraron a Suipacha como un tema tabú, mandato de silencio que tenía por objeto encubrir el descuartizamiento de las Provincias Unidas de Suramérica. Al olvidar las victorias en el Alto Perú, justificaban mediante las derrotas, que esa geografía no era favorable al avance patriota, y que lo importante era Lima, y no Potosí. Para ello, militarmente hablando, las  Republiquetas en el Alto Perú, y las guerrillas en el Norte, eran suficientes para contener el avance realista. No para encarar una decidida acción ofensiva, tal como la planteara San Martín en su Plan Continental. 

 

La idea central de este criterio sobre lo acontecido, fue notorio en su fin de denigrar o minimizar al gauchaje "poderoso elemento de combate”, y al Caudillaje que lo conducía (Artigas o Güemes) en una guerra a muerte al invasor. No podía Mitre(padre de la historiografía académica) y sus seguidores, aceptar el papel preeminente cumplido por el Caudillo Oriental y el Andino, en defensa de la patria naciente, porque “dado el atraso social de la mayoría del pueblo, llevaba en sí los gérmenes de la decadencia social." (Afirmaciones de Mitre, en su polémica con Vélez Sarsfield, 1864).

 

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